lunes, 12 de abril de 2010


Cuando te hacen daño tu cerebro hace un acto reflejo parecido al aturdimiento. Tus oídos no escuchan bien, no ves lo que tienes delante, a veces debido a las lágrimas supongo.
Pero de eso no te das cuenta, y hay tantas cosas que quieres decir en ese momento: -¡Vete a la mierda joder!. –Olvídame – Te quiero ... y te rallas la cabeza volviendo a casa , pensando que has sido estúpido,iluso ,tonto, infantil quizá, te das cuenta de muchas cosas. De que la vida te golpea por doquier. Entonces llega la salvación, ese aturdimiento infinito que está ahí haciéndote creer que sólo se ha derrumbado una columna que te sujetaba.
Se va, ella, se va...No se detiene. Anda . Se marcha. Sin mirar atrás. Quizás no halla sido su mejor manera de hacerlo, pero se pira.
Y otra vez como un martillo ese dolor en el pecho.Tan agudo y tan punzante. Y que se va acentuando cada vez que va pasando el tiempo y que ella da un paso hacia delante. Me dice: seamos amigos.
No me puedo negar. ¿Qué le voy a decir? Seguramente habrá pensando que soy un auténtico gilipollas que si no le dan lo que quiere Llora.

A uno le fastidia que todo halla acabado así, de estas formas, además de la acción por la que no he parado de pensar en cosas.
Me he llegado a sentir verdaderamente estúpido por todo esto, osea, ¿de verdad tiene algún sentido? todo esto, ¿tenía algo de sentido? si paro a pensarlo me doy cuenta de que la cosa cambió hace mucho tiempo, y yo no me di cuenta. Ahora me siento tonto, incluso como que he pasado tiempo, incluso perdido. Sí, perdido, al menos por mi parte....

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