sábado, 7 de julio de 2012

Watchmen

No creo que tu vida no tenga ningún sentido, no creo que carezca de objetivos. Los milagros termodinámicos. Son unos sucesos con unas posibilidades tan remotas de que lleguen a producirse que prácticamente resulta imposible que acaben dándose. Por ejemplo: que el oxígeno se transforme, de manera espontánea, en oro. 

Y aun así, en cada apareamiento humano, mil millones de espermatozoides compiten para llegar a un solo óvulo. Multiplica esas posibilidades por las innumerables generaciones que ha habido de seres humanos, por las posibilidades de que tus antepasados vivieran, se conocieran, engendraran a ese hijo en concreto, a esa hija exactamente, hasta llegar a tu madre, que se enamorara de un hombre al que tiene todas las razones del mundo para odiar, y de esa unión, de los miles de millones de niños que compiten para lograr fecundar el óvulo, fuiste tú, sólo tú, la que surgió.

Destilar una forma tan específica a partir de tal caos de improbabilidades resulta tan difícil como que el aire se transforme en oro. El cenit de lo imposible. Un milagro termodinámico. Y se puede aplicar a cualquier persona del mundo. Pero el planeta está tan lleno de gente, tan repleto de milagros, que acabamos considerándolos algo normal y olvidamos lo que son. No lo olvides.

Contemplamos la Tierra día tras día hasta que acaba pareciendo un lugar considerado monótono. Pero visto desde otro punto de vista, como si fuera algo nuevo, aún es capaz de sorprenderte. 


Extracto de la novela gráfica "Watchmen", de Alan Moore y Dave Gibbons. Dedicado a una persona especial.

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