martes, 1 de junio de 2010

Mientras perdía el conocimiento podía escuchar los gritos de los moribundos.
Personas aplastadas y sepultadas por los escombros y quemadas vivas en los incendios.
Trish perdió a su hermana, casi me perdió a mi.
Zeke seguía ahí, seguro de alguna forma de que despertaría.
Mientras, afuera, la ciudad se desmoronaba.
La explosión, seguida de la plaga bioquímica, robos, violaciones, asesinatos...
el suicidio de la civilización.
En un vano intento de contener la plaga, el gobierno bloqueó cualquier acceso a la ciudad.
Encerrándonos con todos esos psicópatas y asesinos.
No había policías en las calles, todos habían muerto o se habían ido corriendo por temor a enfrentarse a los que ahora lo controlan todo.
Fuera, todo estaba mal. 
Pero dentro, en mi...
... algo estaba ...
brotando.
Al principio sentí miedo, no podía hablarlo con expertos, no sabía qué era lo que me ocurría.
Pero con el tiempo, aprendí a controlarlo, a dominarlo.
Sólo espero que ...
... aún no sea tarde.


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