El inventor de este chiste, que perdió la vida en extrañas circunstancias, lo dejó escrito para que los aliados lo usaran como arma en la guerra contra los nazis.
Era un secreto de estado y más letal que bombas atómicas o gases tóxicos.
El soldado que se lo había aprendido de memoria en alemán para no entenderlo, se infiltraba en las filas alemanas y lo contaba en las trincheras, causando miles de bajas. Era tan efectivo como para matar de risa en un radio de 50 metros de la persona que lo contaba.
Ante tal masacre, los líderes de las SS trataban de hacerse con el chiste, pero resultó ser imposible. En cuanto un oficial lo conocía caía herido de muerte. Inventaban otro chiste para contraatacar, pero no era gracioso.
Al final los aliados acorralaron a los nazis, masacrándolos, y el chiste volvió a guardarse bajo llave en un búnker.
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-Wind: ¡Yo me lo se!¡Es ese que en el yo le hago el Ataque Planchazo a una misteriosa figura y resulta que es Fire y todos nos reímos!
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