Estropeado el metro en Gran vía, anduve hasta Plaza España y lo cogí ahí.
Ahí estabas. Sentada, escuchando música, vocalizando con tus labios una de tus canciones. Yo, como tú, estaba escuchando música también, andaba escuchando Jesus Nitelite de Eve6. Tenías al lado tres chicas, rubia, morena y castaña, muy bien puestas pero mi subconsciente quiso fijarse en ti, no en ellas. Tenías la tez un poco triste y parecías nerviosa. Me apiadé de ti esa noche, quise quererte durante 10 segundos para acercarme a ti y decirte lo maravillado que estaba contigo. No te quité la mirada de encima durante todo el viaje, desde Plaza España hasta Colonia Jardín. Cuando el metro paró ahí, esperaba que bajaras conmigo, pero no lo hiciste. Mientras subía las escaleras mecánicas, seguí mirándote. Después, velocidad.
Pensativo, volví a casa.
Creo que recordaré siempre ese día. Probablemente nunca sepa tu nombre pero te recordaré como a la chica que dediqué un pequeño texto escrito por mí, una chica que vi, en el metro de Madrid.
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