Como romper la última cuerda de la guitarra. Como escupir un chicle mientras andas y pisarlo al paso siguiente.
Como...la vida misma supongo. Te diré una cosa: No hagas lo que creas que puedes perdonarte con el tiempo, no. Haz justo lo contrario, lo que no puedas perdonártelo nunca. Y no me refiero a que te pongas a fumar porros, o te metas unas rayas o folles sin condón. No me refiero a eso. Me refiero a los sentimientos, a lo de verdad, a lo que importa en esta vida...!
Que ves a alguien que te importa, ves cómo se marcha y no eres capaz de hacer nada. ¿Qué clase de ser humano eres? y hablo de raza, porque la persona la doy por perdida. El destino es muy perro. Cuando viene puede hacerte el chico más feliz de tu barrio y puede borrarte todos los esquemas. Y ahora te preguntas, ¿qué pasará cuando vuelva? y me refiero a el destino, porque con él, vendrá esa persona que tanto te importa. Vendrán cogidos de la mano. Qué hacer, qué decir. A veces sobran las palabras, a veces tienes que tragártelas. En mi caso debería provocarme el vómito para que salieran. Y aún así, tendría que ordenarlas adecuadamente para poder emitir frases seductoras y con un mínimo de estilo y adecuación gramatical.
Y tendría que acercarme claro, cómo no. Porque la vida no espera, y las personas tampoco. Ambas pasan y pasan, y siguen pasando. Puedes seguirlas, puedes quedarte mirando. Pero te digo una cosa: Si alguien te espera en esta vida, ámala. Porque esa, esa será la que merezca la pena. Pero bueno, recuerda siempre que, mañana será otro día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario