miércoles, 11 de abril de 2012

Relatos #1

Conocido vulgarmente como el "síndrome del pagafantas", o, simplemente, "dolor de huevos", este doloroso hecho ha molestado al hombre durante milenios, y sino que le pregunten a Nixon. 


El cuerpo es inteligente y se prepara para la procreación, pero claro, a veces tu cabeza es la que toma el control y dice: -¡quieto tú!¡no es el momento y menos el lugar!-. Y así fue. Pero el cuerpo le da y le da, le da al merme y acaba fabricando más de lo necesario. Esos cabezones se agolpan en el espacio que tiene el hombre en sus dos cataplines.Es entonces cuando surge...¡el dolor de huevos! y es entonces cuando, andando por la calle, te encuentras con un conocido que te pregunta sobre el curso de tu vida, y dices: -¡no me rompás los huevos mierda!-. Y nunca mejor dicho.


Llegas a casa y sólo deseas irte a la cama, dormir como una marmota, pero te das cuenta de que no puedes. Es entonces cuando, en un desesperado intento de acabar con el problema, consultas en internet y encuentras un foro en el que un joven explica esta misma situación, vivida en sus propias carnes. Te tranquiliza saber que no tienes alguna clase de enfermedad huevera. Lees una serie de comentarios entre los que figuran los de apoyo, los de comprensión, los de algún macho ibérico que afirma no haber tenido nunca dolor de huevos, y finalmente das con ese comentario en el que, un supuesto experto en la Universidad de la Vida, da la solución.


La solución no es otra que....en fin, imaginen ustedes mismos. No obstante, el dolor tarda en desaparecer, aunque vas recuperando movilidad poco a poco: primero un huevo, luego otro, luego toda la pelvis...y así, progresivamente, hasta quedar sano y satisfecho con la jugada. 


Espero haber resultado de ayuda a aquellos navegantes virtuales a los que les haya pasado ésto. 
Saludos y hasta más leer. 

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