Una vista atrás y una vista al frente, compañeros.
¿Sabéis? desde que saliera a la venta a finales de 2012 el videojuego Assassin´s Creed III, ambientado en la Revolución Americana y la posterior Guerra de Independencia, me he interesado mucho por ese capítulo de la Historia, tan significativo y cargado de sangre, sudor y lágrimas (benditas sean tus citas, Sir Winston Churchill). Tras mucha lectura en internet y lo que el propio juego me ha brindado en cuanto a datos históricos verídicos y reales, conozco ahora importantes personajes como Paul Revere, Samuel Adams, John Hancock o el Marqués de La Fayette, así como eventos históricos tales como la firma de la Declaración de Independencia en Philadelphia o las Batallas de Bunker Hill y Lexington. Os invito a que indaguéis acerca de este interesante episodio de la Historia.
Pero a lo que voy, siempre he sido un enamorado de la Historia, pero esta parte en concreto me ha dado mucho que pensar últimamente, dada la situación actual de este nuestro Occidente, tan nuestro y, sobre todo, tan de los de arriba, los críticos me entenderéis. Mi pregunta es, ¿qué ha pasado? Es decir, qué pasaba antes para que se armaran semejantes jaleos como la Revolución Americana y qué no pasa ahora para que nosotros no los armemos. El caso es que, los que sepan algo de Historia dirán que los colonos americanos se rebelaron contra su Rey, Jorge III, por dos principales motivos: una nula representación en las Cámaras de Londres y unos impuestos desmesuradamente altos que se imponían a los colonos, seguramente porque estaban al otro lado del charco y no podrían siquiera quejarse, pero ya lo creo que se quejaron.
Sin embargo, ¿se diferencia aquello mucho de lo que vivimos nosotros hoy día?¿Acaso alguien en este país (aparte de los de camisa de Ralph Lauren y jersey al hombro) se siente representado por estos maravillosos diputados del Congreso? Y recordad por favor los Plenos del Congreso en los que los componentes de los grupos parlamentarios se dedican a tirar trastos a la cabeza a los otros, a citar cosas textualmente y, en desafortunadas ocasiones, a decir ciertas barbaridades con el micrófono aún abierto. Yo en esos momentos, al ver semejante circo en el telediario de turno, siento vergüenza ajena, mucha. Por no hablar de la subida del IVA o el infarto que supuso para muchos aquella subida del 11% en el recibo de la luz. ¡Pero a veces piensan en nosotros! hace nada han bajado el IVA en las obras de arte, ya que el ciudadano de a pie como tú y como yo suele ir a galerías un par de veces por semana a adquirir cuadros de arte moderno y minimalista, ¿verdad, amigo?.
Ante este panorama, los antepasados de los actuales yankees, de algunos de esos obesos del área metropolitana de Los Ángeles o Detroit, golpearon donde más les dolería a los burgueses londinenses; tiraron sus cajas de té al mar en lo que pasaría a formar parte de la Historia como Motín del Té de Boston de 1773. Nosotros no hemos tirado ni una caja de Crianza del 2003 al Ebro; ¿inútil? Puede, ¿simbólico? Ya lo creo. El caso es, ¿qué nos pasa? Coño, que después de lo del té se armaron de cojones, declararon su independencia (la de las Colonias, no de sus cojones, pero también, qué demonios) y, para rematarla, entraron en guerra con los ejércitos que el Rey Jorge destinó a América. Y la ganaron.
Supongo que las guerras que libramos hoy son muy distintas; así como las victorias o derrotas fruto de ellas. Y no voy a hablar de victorias sin mencionar una reciente, la paralización del proceso de privatización de la Sanidad Pública en Madrid por parte de la famosa Marea Blanca; esa sí que es una victoria, y que conste en algún libro, joder.
La Revolución Americana inspiró a la posterior Revolución Francesa de 1789, y ésta inspiró a todas las demás. ¿Nos inspira a nosotros? ¿o son cojones lo que nos falta? Creo que no, creo que simplemente estábamos sedados. Me explico; en aquella época la vida de la gente era una lucha diaria por la supervivencia. Exceptuando a un reducido sector de la población conformado por Realeza y Burguesía, el resto vivía de forma muy pero que muy humilde, o directamente en la más paupérrima pobreza. ¿Qué hemos tenido nosotros? Estado de bienestar; eso por lo que, precisamente, se ha luchado desde finales del siglo XVIII. Pero no hemos sabido valorarlo, porque nos hemos acomodado tanto en él que hemos estado sedados.
Ahora hay una gran mayoría de la población a la que se le ha terminado el sedante empieza a ver lo que estaba pasando mientras tú estabas viendo Mujeres y Hombres y viceversa en tu iPad, sentad@ en tu sofá sueco, pensando en el cochazo que ibas a comprarte o el pisito en la Costa del Sol con el que ibas a especular. Y menudo panorama, tras años a la sombra. Por eso, ha ido creciendo un fuerte sentimiento de indignación entre la gente de a pie, que por fin se ve directamente afectada por lo que armen los de arriba, esos que han demostrado lo poco a la altura que están en proporción a sus cargos, cargos que la gente paga con sus impuestos.
Pero qué hacer en un país en el que hay muchas personas que se sienten felices y realizadas cuando, por ejemplo, su equipo de fútbol favorito gana un partido, qué hacer con toda esa gente que no reflexiona más allá. ¡Pan y circo! porque en la antigua Roma, antes de los espectáculos de gladiadores, pasaba un carro lleno de hogazas de pan que eran lanzadas al público para su goce y disfrute, pero sobre todo para saciar el hambre de aquella pobre gente. Estómagos llenos y batallas a muerte entre esclavos, esa era la mayoría absoluta que necesitaba un emperador para hacer lo que le saliera de sus Neptunos; y lo mismo pasaba mientras estábamos tumbados en la gran colchoneta hinchable del Estado del Bienestar.
Preguntaos ahora en qué punto estáis, si en el de indignación o en el de, al menos, saciedad pasiva gracias a eso que llaman "deporte Rey", o a la "telebasura", o a cualquier otra bonita distracción que tanto funciona en España. Si estáis en el de la indignación, bienvenidos al club. Ahora manos a la obra, porque mi propuesta de jubilar YA al 95% de la clase política actual no parece contar con los apoyos suficientes. Sin embargo, y si habéis llegado a leer hasta aquí, os agradeceré un RT como muestra de "yo te apoyo tío".
El siglo XXI es nuestro, y aunque sabemos que las cosas no van a ser como antes y que desconocemos cómo serán a partir de ahora, sí conocemos aquello que no queremos que se repita, aquello que ha arruinado este país durante casi 7 años, y lo que queda por venir. Tenemos un compromiso con el futuro, y no debemos faltar a él como ya han faltado muchos.
Muchas gracias y mucha suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario