Llegó el final, parece que esperado, porque caminamos por las calles de la ciudad sin cruzar palabra. Cuando finalmente nos sentamos tus ojos estaban llenos de pesar. Yo estaba desesperado, débil. Dijiste que nadie conocería el amor que compartimos. Cuando me despedí para marchar estaba claro que no te importaba. He oído de tus idas y venidas por la ciudad. He oído historias de tu sonrisa y de tu ceño fruncido. La oscuridad puede descender, podemos disfrutar de todo el dolor, porque yo sé que eso es lo que amas, y sabes que yo lo amo igual. Dónde estás ahora, dónde estás. Alguna vez piensas en mí, en el silencio, entre la multitud.
domingo, 10 de agosto de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario