Los tres relojes de mi habitación están parados.
Uno se detuvo hace tiempo.
En el páramo angosto
de una historia acabada.
Con lágrimas y tristeza.
Otro fue dejando de latir poco a poco.
Como el viajero agotado
que hace un alto en el camino para descansar y apagar su fatiga.
Pero el segundero de este reloj ha seguido en marcha desde que el primer reloj se paró.
Pero el segundero de este reloj ha seguido en marcha desde que el primer reloj se paró.
El último, el último es mi favorito, y a la vez el que más odio.
A decir verdad este aún no se ha parado.
Este aún funciona, a duras penas, pero lo hace.
Este reloj tiene puesta una alarma, pero no sé a qué hora sonará.
Por eso yo lo miro de vez en cuando, por si esa alarma suena.
Pero el tiempo pasa y no suena.
Es algo angustioso, no sabes cuándo sonará.
Ni siquiera sé si sonará...
Es algo angustioso, no sabes cuándo sonará.
Ni siquiera sé si sonará...
¿En verdad habrá una alarma puesta en este reloj?
Espero que sí.
Espero que sí.
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