miércoles, 3 de abril de 2013

Goldie

Contemplo a una diosa, me dice que me desea. No perderé ni un minuto más preguntándome cómo he tenido tanta suerte. Huele como deben oler los ángeles, la mujer perfecta, una diosa. Goldie, dice que se llama Goldie. Tres horas más tarde siento que la cabeza me va a estallar y vuelvo a tener esa sensación fría en el estómago. Me doy cuenta de que Goldie está muerta. No tiene ni una marca. Habría que tomarle el pulso, o comprobar que sus perfectos pechos se mueven como se moverían si respirara. La han asesinado y yo estaba aquí cuando ocurrió, tumbado a su lado, borracho perdido como ella. Maldita sea Goldie, quién eras y quién te quería ver muerta. Quién podías ser sino un ángel misericordioso regalándole la noche de su vida a un fracasado como yo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario